martes, 22 de junio de 2010

FESTIVAL DE TEATRO DE ALMAGRO 2010



La fiesta del Festival
Cuando fui por primera vez al Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro sentí que no me lo podía perder, quería pertenecer a esa fiesta. Sabía que iba a descubrir unos textos que tal vez había leído pero que un nuevo punto de vista me daría claves sorprendentes. Y así fue. La magia del Teatro me envolvió. Pude comprobar que las voces de los actores lanzaban su sortilegio y fui atrapada por ellas, esas voces y sus gestos han quedado grabados en mi memoria.

Han pasado casi veinticinco años y aún sigo recordando aquellas noches con sus días, la cantidad de encuentros que pude hacer, lo que aprendí y lo que me dejó como poso para seguir formándome. Las risas de aquel Festival perduran en mi memoria. Recorría las calles topándome a cada paso con personas dispuestas al abrazo al debate o a lanzar sonetos a la luna.

Que hermosura poder permitirse el disfrute. Y, al tiempo, conocer un pueblo con un encanto especial. El encanto que provoca la convivencia de lo rural y lo exclusivo. Es increíble que un pueblo se haya diferenciado por su teatro. Nadie lo hubiera pensado hace cuatro décadas. Y sin embargo, gracias a unas mentes privilegiadas que supieron ver esa comunión, existe un lugar en la Mancha donde la magia liga con la tierra. Hay que celebrarlo, enriquecernos de ese encuentro, participar de él y con él. Entonces podremos apreciar ambas cosas. Eso fue lo que me pasó, me dejé atrapar por el embeleso de la Mancha y por el prodigio del Teatro.

El Festival se viste de largo porque quiere recibir en su fiesta a todas las personas que quieran deleitarse con él. Abandónense en el Festival, permítanse la fascinación que les pueden provocar las historias de ayer en este mundo de hoy. La fiesta está servida por un enorme grupo de profesionales que van a echar el resto para su goce. Un mes de emociones y sensaciones van a acompañarles en su descanso, proporcionándoles historias diferentes, pretendiendo barrer los problemas y disolverlos con el juego del teatro.

Déjense arropar por la gracia de las palabras. Los espacios de Almagro muestran este julio su belleza envolviendo los escenarios con su gallardía.

Nuestra sonrisa se hará más grande con su regocijo.

Natalia Menéndez,
Directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro

martes, 1 de junio de 2010

HOMENAJE A LA ESCULTORA LOUISE BOURGEOIS

Murió la escultora Louise Bourgeois

Murió la escultora Louise Bourgeois
Redacción

BBC Mundo


La escultora franco-estadounidense es reconocida como una de las artistas contemporáneas más importantes.
Conocida por el gran público gracias a sus esculturas de arañas gigantes, la artista Louise Bourgeois murió el lunes en un hospital de Nueva York a los 98 años de edad después de que hace dos días sufriera un ataque al corazón.

A pesar de su avanzada edad, Bourgeois continuó trabajando hasta la semana pasada, según un portavoz de su estudio.

Bourgeois, que nació en Francia, se instaló en Nueva York en los años cuarenta del pasado siglo y ejerció toda su carrera en Estados Unidos, con gran influencia en otras artistas jóvenes.

El periodista de la BBC Richard Lister informó desde Washington que aunque Bourgeoise fue siempre considerada por sus contemporáneos como una de las artistas más importantes de su generación, no alcanzó el interés de una audiencia más amplia hasta que cumplió los setenta años.

Trauma infantil


Desde el inicio de su carrera, Bourgeois usó las arañas como un símbolo de su arte.
"Sus esculturas de arañas -algunas de nueve metros de altura- han sido exhibidas por todo el mundo. Le valieron el sobrenombre de Spiderwoman (La mujer araña)", dijo Lister.

En realidad, las arañas fueron desde sus comienzos en los años cuarenta, un símbolo de su arte, que giró en la interacción de la obra con el observador y el espacio en que se sitúa.

Bourgeois siempre dijo que su principal fuente de inspiración provenía de sus años de infancia en Francia, en especial, del trauma que le causó descubrir la relación infiel de su padre con su maestra de inglés, algo que su madre discapacitada se negaba a reconocer.

Una de sus obras, que representa una escena de canibalismo, se llamó "La destrucción del padre" (1974).

"La mayor parte de sus obras -pinturas, collages y esculturas- refleja su interés en el ciclo de la vida", añadió Lister. "El nacimiento, la reproducción y la muerte. En una serie de dibujos representó las diferentes fases de la maternidad, desde la concepción hasta el alumbramiento".